martes, octubre 19, 2010

FAMILIARES DE FUSILADOS NO OLVIDAN AQUEL MURO "MARCADO POR AGUJEROS DE BALA Y SANGRE"

Maite Landin, una bilbotarra de avanzada edad, volvió el domingo a Hernani, al mismo lugar en el que hace 72 años conocidos franquistas abatieron a tiros a su hermano, Juan Antonio, contra una pared que ya no existe. Landin, invitada por los organizadores del acto (la plataforma Lau Haizetara Gogoan), volvió al lugar que representa uno de tantos horrores vividos en la guerra del 36 por su familia, debido a su condición abertzale.

Ella rememoró la tragedia que vivió en primera persona ante el panteón que acoge los restos de su hermano en un concurrido acto que no se circunscribió a la cita en el cementerio, ya que parte del mismo tuvo lugar en Gudarien Enparantza.

Landin retrocedió en el tiempo para contar a los congregados que su hermano Juan Antonio viajaba en el barco Galerna, junto a su amigo José Ariztimuño Olaso Aitzol, entre otros. «Vendieron aquel barco y a las personas que viajaban en él a cambio de 250.000 pesetas», aseguró, para precisar seguidamente que su hermano, con 21 años y recién acabados los estudios de Derecho, «fue fusilado junto a Aitzol y muchos otros en la pared del cementerio de Hernani».

«¿Dónde está aquella pared? ¿Por qué la tiraron?, preguntó en alto Landin sobre un elemento que describió como «marcado por agujeros de bala y sangre». A su juicio, aquel muro es el testigo de «la barbaridad» y no debería haber desaparecido, para recordar así a quienes les fue arrebatada la vida en aquellas circunstancias. La desaparición de aquel muro, según dejó entrever, tiene que ver con la ocultación de lo sucedido. «La verdad se tiene que saber. No se puede ocultar», concluyó.

Tampoco olvidó la responsabilidad de los políticos en la recuperación de la memoria. Y se preguntó qué están haciendo al respecto.

El testimonio de Maite Landin sobre la tragedia que vivió su familia prosiguió entre pasajes estremecedores. Según contó en Hernani, su hermano pequeño, Enrique, también se alistó como gudari y tras ser hecho preso padeció la cruda realidad de las prisiones franquistas. Landin explicó que vivió el exilio y a la vuelta fue testigo de la captura de su padre. «En Errenteria le hicieron todas las burradas que se pueden hacer a una persona. Salió de la cárcel medio muerto, porque no querían que muriese dentro. Salió vivo por fortuna», subrayó.

El testimonio de Landin no escatimó algunos detalles como la recuperación del cadáver de su hermano, gracias a la colaboración de un médico cercano a la familia, que se jugó la vida junto a otras dos personas para desenterrar los restos de su hermano Juan Antonio y trasla- darlos seguidamente al panteón familiar.

La trágica historia de los Landin no fue la única que estremeció a los asistentes al acto del domingo en Hernani. Así, José Luis Uribesalgo recordó el apresamiento de su padre, al que no volvió a ver con vida.

En el acto participó, asimismo, la ex-alcaldesa de Hernani Mertxe Etxeberria. En su intervención defendió también que no se pueden relegar al olvido a los recuerdos familiares, pasajes que forman parte de la historia de este país. Subrayó ante los asistentes vivencias que deben quedar inscritas en la memoria colectiva, como las represalias que padecieron las familias de los gudaris, la prisión, los batallones de trabajo, los cortes de pelo, los insultos y las humillaciones en general.

El acto contó también con la intervención el ex-franciscano Jexux Arregi, quien resaltó la labor realizada por muchas curas de la época, aunque no todos.

De Hernani salió un nuevo llamamiento a las familias a que se pongan en contacto con a plataforma. «Queremos que se haga justicia y necesitamos a todos» resaltaron, debido a la importancia de encajar piezas para reconstruir «aquellos negros días». El objetivo, según resalta la iniciativa Lau Haizetara Gogoan, es «aclarar la verdad, hacer justicia y reclamar que se pongan garantías para que no vuelva a ocurrir».

(Gara. 19 / 10 / 2010)