martes, mayo 06, 2008

SARTAGUDA, CAPITAL DE LA MEMORIA. Articulo de opinión de Jose Ramón Martinez, Juan Carlos Espinoda y Ioseba Eceolaza

"Pero el viejo de las manos traslúcidas... dirá: paz, paz, paz, entre el tirite de cuchillos y melones de dinamita"
(Federico García Lorca)

Un ruido ensordecedor va clamando el recuerdo desde hace varios años. Desde los silencios comprometidos nos van enseñando las palabras del recuerdo, dejando caer un mensaje digno que merece ser tenido en cuenta; la memoria la guardaron en las cocinas ahora la enseñan en los parques.

Las asociaciones de familiares de fusilados se crearon en el año 2002, tras largos años de silencio iniciaron un camino con paso firme a favor del recuerdo y la dignidad, por eso se centraron en la recuperación de los cuerpos, en hacer homenajes públicos, se centraron en traer la memoria de los que fueron fusilados por pensar diferente. Primero vino la declaración del 10 de marzo de 2003 aprobada por el Parlamento de Navarra, después vino el impacto de la localización de los 7 de Murchante y ya después se vieron en la calle recibiendo comprometidos apoyos en los actos de homenaje que han realizado. Y así seguimos, exclamando que aquí estuvieron, aquí estamos y por supuesto aquí estaremos, con nuestro parque a vueltas dejando para siempre esa semilla, que nos ayuda a mirar a la historia a los ojos.

Algunos no nos cansaremos en decir alto y claro que hasta que no se aborde de verdad y de forma completa todos los aspectos de la memoria histórica seguirá teniendo sentido plantear declaraciones institucionales, homenajes y artículos.

Hombres y mujeres fueron arrancados, de madrugada, de sus domicilios sin nada que lo justifique. La memoria de los suyos se convirtió en lo único que tenían, porque se llevaron hasta sus cuerpos, sus pertenencias, les dejaron solos. Ellos, familiares de aquellos que asesinaron renuevan su dolor, no por afán de venganza, sino porque no se aborda de una vez el cierre de heridas. Es la humana obligación de luchar por la memoria ocultada de los suyos lo que les hace seguir trabajando, son los Derechos humanos lo que nos preocupa, es la sensibilidad hacia las víctimas los que nos ocupa.Sufrieron el robo de tierras, la humillación pública, los paseos con el pelo rapado, las miradas acusadoras, pero sobre todo sufrieron el silencio. Fueron excluidos de la historia oficial, fueron condenados al silencio de las cunetas.

Durante estos años nos han transmitido con el coraje y la dignidad del que se aferra al recuerdo, como lo hace el hijo a la madre, un testimonio lleno de emociones. A lo largo de sus vidas han tenido que sufrir mucho, han tenido que llorar en privado demasiadas veces, otras se les ha negado un trabajo, y las más han tenido que callar, con la rabia a flor de piel han tenido que hablar con los suyos en las cocinas, pero hoy, hoy ya se abrazan por él, por todos, porque por encima de las mejillas enrojecidas de tanto llorar, aprietan la mano para recuperar la memoria y desterrar el olvido. Por eso, también, a los desaparecidos los han traído ya cada vez que los han recordado con la emoción apretando por dentro.Habrá que contar, desenterrar, emparejar, dar el pendiente abrazo y la despedida que se quedó en el aire.

Por eso en este parque no encontraremos el silencio de los cementerios, sino el grito desgarrador de la memoria y la esperanza del recuerdo emocionado de los familiares de los fusilados. Es un lugar para el encuentro, para el diálogo, para la reflexión profunda, por eso tiene más de cien árboles, por eso hay bancos, fuentes y paseos. Creemos que hoy la memoria democrática de Navarra es más libre, porque es más libre el recuerdo democrático. Los más de 3.000 asesinados están inscritos, pueblo a pueblo, en un muro para que el que quiera lo lea, para que todo el mundo vea la magnitud de la represión en una Navarra sin frente de guerra.

Los sentimientos humanos, los relatos de vida y los abrazos tras las victorias dan muestras de lo que supone para los familiares de toda Navarra este parque. Cada victoria, por exigua que fuera, cada voto a favor por lejano que fuera, cada ayuda municipal por pequeña que fuera, se ha vivido como una colectiva muestra de que se iba por el buen camino. Hemos estado pendientes de cada aportación, de cada ayuda.

Por eso cada pulso les ha hecho duros, cada envite les ha fortalecido y cada provocación les ha dado la razón. Los de abajo, los que han sufrido y sufren, los que han luchado cada día para hacerse ver y reconocer han tenido que hacerse un hueco para seguir existiendo, para seguir diciendo que son quienes son. Se han entregado a su memoria, a la nuestra, por eso ahora es necesario respirar dos veces y disfrutar de una alegría que nos sabe a dignidad para no defraudar 70 años de espera. En estas primaveras de la memoria salen todas las alegrías que nos hacen sentirnos orgullosos de este proyecto, que no es efímero, y que ha supuesto un hito en la memoria colectiva de Navarra.

Quienes mataron no cayeron en la cuenta de que los muertos tenían vivos y éstos, memoria, por eso el acto de inauguración también es un homenaje a todas aquellas personas que han estado desde el principio dejándose la piel en este proyecto, familiares de aquellos olvidados que han podido remontar las verdades sociales de una dictadura que elevó a los altares el olvido, y que estigmatizó a unas familias ya demasiado tocadas por una represión cruel, inhumana; Tomás, Mirentxu, Mª Jesús, Elena, Julio, Delfín, Cristina, Juana Mari, Martina, Kontxi, Arcadio, Roberto, Francisco, Ángel ha sido un placer, un lujo haber compartido vuestra calidad humana a pesar de lo sufrido, Asun, Dolores, Higinio, Pilar, José, Ricardo, Fermín, Angelita, va por todos vosotros, cada uno de esos nombres nos muestra que el "Nunca más y para nadie aquellos horrores" fue y es un lema acertado.

Este 10 de Mayo haremos que Sartaguda sea la capital de la memoria, por lo acordes de los artistas comprometidos y los documentales mimados celebraremos los apoyos y la magnitud de lo conseguido.
¡Salud y República!
(Noticias de Navarra. 06 /05 / 08)