miércoles, febrero 27, 2008

MEMORIA Y “CONTRA-MEMORIA”. Artículo de opinión de Ahaztuak 1936-1977 ante un nuevo aniversario de la masacre del 3 de Marzo de 1976 en Gasteiz


Llega un nuevo aniversario de los crímenes del 3 de Marzo de 1976. Ya son 32 años denunciando que la matanza de Vitoria-Gasteiz fue un acto de terrorismo de Estado por el que ninguno de sus responsables ha rendido cuentas ante la Justicia. Mientras continúe el modelo español de impunidad nunca lo harán, ni los responsables políticos ni los autores materiales. Algunos de los primeros siguen en activo y son perfectamente localizables, por el contrario son pocas las noticias sobre el paradero de aquellos uniformados que gasearon, apalearon y ametrallaron a cientos de trabajadores. Pero sus voces han quedado grabadas para siempre y son las pruebas del delito:

Dile a Salinas que hemos contribuido a la paliza más grande de la historia. Aquí ha habido una masacre... ­Pero, de verdad, una masacre”. Tres décadas y pico después no sabemos dónde está ese tal Salinas.

Muchos de aquellos policías que actuaron en Zaramaga fueron trasladados después, los mandos pidieron cambiar de destino y algunos se fueron hasta la otra punta de la península a disfrutar de su jubilación, otros han fallecido ya. Entre ellos uno de los capitanes (cuyo apellido también aparece citado en las grabaciones) que a los cuatro años de participar en el ataque a la Iglesia de San Francisco cayó muerto de un disparo en la cabeza, oficialmente es una “víctima del terrorismo”. Sin embargo Romualdo Barroso, Francisco Aznar, Pedro Martinez Ocio, José Castillo, Bienvenido Pereda y todos los muertos por la represión policial son víctimas de la injusticia. Así se ha demostrado con la “Ley de Memoria Histórica” de Madrid y con la “Ley de Víctimas” del Gobierno Vasco, según las cuales las variables para ser “víctima” o la consideración de “terrorismo” son circunstanciales y dependen de la fecha del suceso, de la firma o del atuendo del agresor.

Estas estrategias desdibujan la realidad e invierten los papeles que debería jugar cada uno en la historia, se ocultan datos, se manipulan y se descontextualizan las diferentes expresiones de violencia política de las últimas décadas. Eso es la "contra-memoria". Es de manual de contra-insurgencia, de manual y de Manuel, porque un experto en la materia es Don Manuel Fraga. Comenzó cuando era ministro franquista de Información y Turismo, en 1963 cuando el régimen asesinó legalmente al dirigente comunista Grimau y las protestas se extendieron por todo el mundo. Fraga dirigió una campaña de intoxicación y propaganda falaz para justificar esa ejecución. El mismo personaje, pero ya como ministro de la Gobernación, atribuyó la responsabilidad de la masacre de Gasteiz a las propias víctimas que pretendían alterar el orden social. Esa escuela continua dando sus frutos en esta eterna transición, Martín Villa creó en 1978 la doctrina “lo nuestro son errores, lo suyo son crímenes” y otra vez Fraga, en una entrevista en 2002, definió la actividad del Batallón Vasco Español, Triple A y similares como “movimientos de autodefensa”.

No pasa nada, aquí vale todo y la contra-memoria se crece. Algunos casos están siendo escandalosos, van tan sobrados de impunidad que deben pensar que somos todos ignorantes: en el Ayuntamiento de Gasteiz el PP presentó hace meses una moción sobre las víctimas de ETA en Araba. Curiosamente la lista estaba encabezada por un crimen cometido en Legutio a finales de 1975 por paramilitares “incontrolados”, que resultaron ser protegidos del golpista Tejero Molina (sí el mismo, porque este antes de la Operación Galaxia y de irrumpir a tiros en el Congreso de los Diputados era teniente coronel de la Comandancia de Vitoria).

Este no es el único caso en el que la AVT o el PP atribuyen en sus informes acciones de “incontrolados” a ETA. Todo un Lapsus Memoriae o... ¿responde a una estrategia diseñada? Así es la contra-memoria, cuando son casos relativamente desconocidos se manipulan, y cuando son evidentes, siempre se pueden minimizar o justificar. En este sentido, lo ocurrido en un debate organizado por Amnistía Internacional sobre las víctimas del franquismo resulta significativo: estaba presente un parlamentario del grupo socialista al que se le preguntó sobre qué medidas podría tomar el Estado para hacer Justicia, por ejemplo en el caso de Jon Paredes Manot “Txiki”. El representante del PSOE contestó que “mucho cuidado con eso, porque no todo el monte es orégano, y algunos vete tú a saber lo que habían hecho antes de convertirse en víctimas”. Para este supuesto socialista “orégano” deben ser los guardias civiles voluntarios que formaban esos pelotones de fusilamiento. Pero hay más, en la misma línea de contra-memoria, una famosa asociación multiquerellista ha iniciado varios procedimientos para que se cambie el nombre de las plazas de Euskal Herria que se llaman “Txiki y Otaegi” porque según ellos homenajean a “terroristas”.

La contra-memoria está en marcha y es peligrosa. Tiene poderosos aliados, su objetivo consiste en inventarse un escenario falso que responda a un recorrido histórico a la medida de unos intereses políticos concretos. Ante esto, urge reforzar el compromiso de defender en cada rincón de Euskal Herria la Memoria de este pueblo. Podemos empezar por la elaboración de un censo completo de las víctimas de la represión, será una herramienta de trabajo útil para construir un verdadero muro de dignidad ante tanto revisionismo.

Lander García
(Portavoz de Ahaztuak 1936-1977 en Araba)